Entre lágrimas, empleados de USAID abandonan sus oficinas

Washington D.C. – Una escena de incertidumbre y desconcierto se vivió en el edificio de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) cuando cientos de empleados comenzaron a abandonar sus oficinas.

La medida fue anunciada por el gobierno del presidente Donald Trump, quien ordenó el despido de 2.000 trabajadores y colocó a miles más en licencia administrativa a partir de la medianoche.

Los empleados, algunos con años de servicio en la agencia, recibieron la notificación a través de un correo electrónico. En el mensaje, USAID informaba que desde el 23 de febrero de 2025 a las 11:59 p.m. (hora EST), “todo el personal contratado directamente, con excepción de aquellos responsables de funciones críticas, será colocado en licencia administrativa a nivel mundial”. La noticia generó conmoción entre los trabajadores, muchos de los cuales habían dedicado su vida a la cooperación internacional y el desarrollo de comunidades vulnerables.

El despido masivo es parte de la estrategia del gobierno de Trump para reducir la asistencia exterior. Elon Musk, asesor clave en la política de recortes, defendió la decisión argumentando que la ayuda internacional era un gasto innecesario.

Según sus declaraciones, estos fondos debían destinarse a problemas internos del país en lugar de sostener programas en el extranjero.

Mientras los empleados recogían sus pertenencias, las redes sociales se llenaron de mensajes de indignación. Muchos trabajadores expresaron su tristeza por el cierre de programas que beneficiaban a millones de personas en el mundo. “Nos dedicamos a mejorar vidas y ahora somos nosotros quienes necesitamos ayuda”, comentó uno de los afectados en una publicación.

Los despidos afectan no solo a los empleados en Estados Unidos, sino también a quienes trabajan en el extranjero. Programas de salud, educación y desarrollo económico se han visto interrumpidos, dejando a miles de beneficiarios en la incertidumbre. Expertos en relaciones internacionales advierten que la decisión podría afectar la imagen de Estados Unidos como líder en cooperación global.

El impacto de la medida no se limita a los empleados. Muchas comunidades dependen de los fondos de USAID para acceder a servicios esenciales. Sin estos recursos, proyectos en zonas de extrema pobreza podrían desaparecer. “Esto es un golpe a la estabilidad de muchas familias que confiaban en esta asistencia”, afirmó un analista en política internacional.

A pesar de la crisis, algunos empleados mantienen la esperanza de que la decisión pueda ser revisada. Organizaciones de derechos humanos y grupos de cooperación internacional han solicitado reconsiderar los recortes y reinstalar parte del personal. Sin embargo, hasta ahora, el gobierno no ha dado señales de reversión.

La salida de los empleados de USAID marca un cambio drástico en la política exterior de Estados Unidos. Mientras las oficinas se vacían y los proyectos quedan en el aire, miles de personas alrededor del mundo enfrentan un futuro incierto. La cooperación internacional, que por décadas fue una prioridad, parece haber quedado en el pasado.

 

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