El encuentro entre Pujols, dirigente de los Leones del Escogido, y Núñez, jugador de los Tigres del Licey, ocurrió en el Estadio Quisqueya Juan Marichal, en un ambiente aún marcado por la controversia del sexto partido.
Un incidente puntual en ese juego puso a ambos protagonistas en el centro de atención, cuando Pujols solicitó la revisión del bate de Núñez tras un cuadrangular que igualó el marcador.

La inspección del bate, justificada por Pujols como una cuestión de instinto debido a la potencia del batazo y el contexto del partido, desató incertidumbre.
"La velocidad del batazo, 95 millas, y el momento del juego me generaron dudas", señaló el exjugador de Grandes Ligas.
Tras un análisis detallado, la LIDOM confirmó que no había irregularidades, cerrando la controversia.
Núñez, quien se mostró aliviado por la resolución, admitió que la situación lo afectó emocionalmente. “Ese bate era especial para mí, y aunque ya quedó atrás, la pérdida fue difícil”, compartió el pelotero.

Sin embargo, el abrazo con Pujols antes del decisivo partido fue un gesto que habló más fuerte que las palabras.
El público celebró este acto de camaradería como un ejemplo del espíritu deportivo que enaltece al béisbol dominicano.

En una final llena de tensión y pasión, este momento se grabó en la memoria colectiva como un recordatorio del respeto y la unión que debe prevalecer más allá de la competencia.