su padre sintió un mal presentimiento antes del suceso

Manabao, Jarabacoa.- Una intuición quebró el ritmo de lo cotidiano y marcó el inicio de una angustia sin tregua: la desaparición del pequeño Roldany Calderón, de apenas tres años, ha conmocionado profundamente a la comunidad montañosa de Manabao, donde la esperanza se aferra al más mínimo rastro.

"Sentí que algo no andaba bien", confesó su padre con voz entrecortada al medio La Vega Mundial, relatando que un mal presentimiento lo envolvió justo antes de llegar a la vivienda donde todo ocurrió. “Casi me rompo un pie subiendo el puentecito… eso era como un aviso de Dios para que me devolviera”, narró conmovido. Estas palabras han calado hondo en los corazones de quienes siguen este caso con devoción y solidaridad.

El niño fue reportado como desaparecido en la tarde de un día aparentemente normal, y desde ese instante, un operativo de gran escala ha mantenido en vilo a todo el municipio. Unidades caninas, drones y decenas de voluntarios se han desplegado por terrenos agrestes, caminos rurales y zonas boscosas, siguiendo cualquier pista que lleve al menor. Las labores de búsqueda no se han detenido ni un solo día.

La incertidumbre pesa más que el silencio, y en ese vacío de respuestas, la comunidad se ha volcado por completo al esfuerzo. Vecinos, familiares, autoridades y hasta personas que no conocían a la familia han sumado manos, tiempo y recursos para dar con el paradero de Roldany.

Su rostro, ahora difundido en redes, grupos comunitarios y medios locales, se ha convertido en símbolo de unión frente a la adversidad. El caso ha trascendido las fronteras de Jarabacoa. Figuras como Santiago Matías, empresario y comunicador, han ofrecido RD$100,000 como recompensa a quien aporte información clave que permita encontrar al niño. La iniciativa ha reavivado la difusión del caso en canales digitales y tradicionales, acelerando la circulación de datos y posibles indicios.

Desde la Procuraduría General de la República y la Policía Nacional han reiterado el llamado a la colaboración ciudadana. Cualquier dato, por mínimo que parezca, puede ser decisivo. Los teléfonos oficiales siguen abiertos para recibir información confidencial que facilite el curso de las investigaciones.

En cada rincón de Manabao resuena el nombre de Roldany. Los días pasan con la esperanza intacta. La comunidad permanece movilizada, consciente de que en situaciones como esta, el tiempo es crucial. Cada testimonio, cada pista y cada oración apuntan a un solo objetivo: que el pequeño regrese sano y salvo a los brazos de su familia.

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